él es mi novio

- ¿por qué tanto debate por la adopción gay?- me pregunta mientras se echa ketchup

- no tanto por la adopción sino por como nos ve parte de la sociedad- le contesto

- pero ¿no que tu nunca te has sentido discriminado?- me repregunta

- por gay nunca, pero no todos los gays tenemos esa suerte

- ¿lo dices por mi?- se siente aludido

- que quieras o no salir del closet es una decisión que te respeto, pero no lo digo por ti, sino por los transexuales, o los gays amanerados, que no tienen la misma suerte de poder ser reconocidos por lo que son, sino por los estereotipos que se formen de ellos

Jaime frunce el ceño, sigue comiendo su pollo, pide una gaseosa, estamos en la Av. Chimú, en la misma pollería en la que solía comer cuando salíamos de trabajar con la gente de mi chamba.

- ¿y crees que esto cambiara?

- tengo la leve esperanza

Jaime se ríe; y me encanta como lo hace, sonríe aprobando y pensando de seguro que mis ideas utópicas son simple empatía hacia mis colegas gays.

Porque Jaime es de los que reaccionan mal ante los teratológicos disfuerzos de los gays con mucha pluma, porque el mismo ha golpeado a uno que una vez se le propaso, porque muchos gays tampoco la ponen fácil; pero su actitud ha cambiado, quisiera creer por mi influencia.

Al terminar salimos con dirección a Metro a comprar algunas cosas que le faltan, y en la cola nos cruzamos con un pata con el que trabajaba, lo saludo cordial, señalo a Jaime y se lo presento: él es Jaime, mi novio.

el ex compañero de trabajo sonríe nervioso y continua conversándome como si nada, Jaime se desconcierta pero me pasa el brazo por la cintura, y sonríe también conversamos los tres sobre como iba el trabajo en la empresa y otras cosas; para cuando nos despedimos y ya en el auto Jaime me pregunta porque dije eso.

A lo que respondo: solo para ver la reacción en tu rostro.

El Jaime de antes lo hubiera tomado muy mal, el Jaime de antes es con quien termine hace un par de años.

El Jaime de ahora es el con quien quiero pasar el resto de mi vida