Bailar

Cuando era niño y no tenia noción de las cosas, bailar no me era extraño. Sentaba a mi abuela, ponía la música y bailaba para ella. Recuerdo que le bailaba por que le gustaba mucho, se alegraba tanto, y eso me hacia tan feliz que corría a abrazarla mientras me decía que quería mucho.

De adolescente bailar ya no era tan gustoso, no era de los que iba a discotecas a los 15 años pues en ese entonces tenia mis paltas existenciales sobre si era o no gay. Era mi etapa emo, esa que prefiero no recordar, donde los pensamientos tanáticos invadían mi cabeza y querían ganar a mi inconciente

A los 20 años yo ya iba a discotecas y bailaba de un lado para otro los technos de moda, nunca se me dio bien la salsa pero en algo me defendía, mis aventuras y ligues se originaron en algunas discotecas (por no decir antros) del centro de Lima en los 90’s.

A mis 25 años, bailaba cada vez que tomaba, en cualquier ocasión cumpleaños, despedidas de soltero, fines de semana, etc.

Cuando llegas a los 30, estas demasiado conciente de que te llega altamente la opinión de los demás y la vergüenza que a veces frena instintos o deseos, no es impedimento para hacerlo.

Si me has visto bailar en este blog lo sabes, lo importante es divertirse sin cohibirse. Sin pensar que los demás te puedan estar juzgando, sin importarte que puedan estar diciendo, que la vida es una y nadie tiene por que coartarte la diversión.

pd: ¿y tu como bailas?